Wednesday, February 22, 2017

Una novela para derrumbar una casa

Una novela para derrumbar una casa
Las consecuencias de escribir libros inconvenientes al castrismo
Miércoles, febrero 22, 2017 | Alberto Méndez Castelló

LAS TUNAS, Cuba.- "¡Ese hombre está loco! ¿Cómo se le ocurre decir que
esto es de origen nulo? ¿Sabe quién firmó esto…?"

Lo sabía muy bien, pero en cambio dije: "No, no sé".

"Oiga… lo firmó Erlán Díaz Barceló, ¡un incorruptible! Como pocos
quedan. ¡Esto es una barbaridad!", exclamó el proyectista, agitando como
si fuera un abanico la "providencia" firmada por Norge Rojas Cruz,
director provincial de Planificación Física en Las Tunas.

Ciertamente, mi licencia de obra, como otras tantas, está firmada por un
"incorruptible", a decir del proyectista. Pero la "providencia" del
señor Norge Rojas Cruz no es tan… providencial.

El 17 de octubre, declarado por la ONU Día Internacional para la
Erradicación de la Pobreza, la jefa de inspectores de Planificación
Física en Puerto Padre Yaquelín Marrero Rodríguez había paralizado la
construcción de mi casa sin notificar infracción alguna de la Ley, según
publicó CubaNet.

Pero la pasada semana recién me enteré, casualmente el 16 de noviembre,
Día Internacional para la Tolerancia, de que el director Rojas Cruz
canceló mi Licencia de Obra porque "se considera de origen nulo".

Como para no deshonrar el día, 28 de noviembre, Día Mundial de las
Personas sin Hogar, me había dicho Marbeli Guerra Pupo, jefa de
Trámites, que podía continuar la obra, que todo estaba bien. "Triunfó la
justicia", sentenció, sin poder de sentencia. ¿Sabía ella que iba contra
su jefe? Evidentemente, no.

Olía todavía a Día de los Santos Inocentes cuando el 29 de diciembre el
señor Rojas Cruz, director provincial de Planificación Física, llegó a
nuestra casa en visita de inspección. Como ya informamos, a mediodía
dijo que estábamos otra vez paralizados y a media tarde que podíamos
proseguir.

Sorprendente es que, cuando sólo tiene cinco días para notificar una
cancelación de licencia, la anulación del 16 de noviembre de 2016, el
director la notificó el 6 de febrero de 2017.

Los motivos de la cancelación no merecen comentarios. "El director
provincial se desdice diciendo", argumentaría un abogado, y ya lo dijo
el proyectista: "Ese hombre está loco".

La cancelación de nuestra licencia de obra ahora recuerda los años 60
del pasado siglo, cuando, interventores castristas, pusieron fin a la
propiedad privada en Cuba, llegando allá por 1968 a "nacionalizar" hasta
los cajones de los limpiabotas.

Y este 6 de febrero el jefe provincial de Planificación Física en Las
Tunas, en lo que a nuestra casa concierne, dice como dijeron los
interventores: "Decretar la pérdida de lo construido".

"Lo construido" ―más propiamente dicho, lo que mi familia y yo venimos
construyendo desde 1981― es nuestra casa. En ella murieron mis padres,
tuve hijos, planté árboles y escribí libros. Toda una vida entre esas
paredes inconclusas, me hizo preguntar: "Decretar la pérdida de lo
construido… ¿por qué?"

Un grupo de escritores extranjeros, veraneantes en la Feria del Libro de
La Habana, me han dado la respuesta.

Juliette Combes Latour es la directora de la editorial francesa Le Temps
des Cerises (El tiempo de las cerezas). Su padre fue el comunista
francés Francis Combes, quien dirigiera la casa editora del Partido
Comunista francés.

Juliette vino a la Feria del Libro de La Habana porque siente pasión por
Cuba y "quiere contarle al mundo las bondades de un sistema político y
social que ha demostrado con creces su justeza", dijo a periodistas.

Y Juliette y gente como ella, llegadas a Cuba, me han recordado las
"bondades" del castrismo con esta orquestación leguleya en que se ha
convertido la construcción de nuestra casa, haciéndome preguntar:
"¿Estará el jefe de Planificación Física en Las Tunas concluyendo el
trabajo del oficial Echenique de la policía política?"

"La novela de la Causa Uno", dijo el persecutor aquella vez, cuando
desde esta casa fui llevado a la policía por haber escrito ese libro.
Aprovecho la oportunidad para negarlo: Bucaneros no es la novela de la
Causa Uno de 1989, sino que es ―o pretende ser― la novela de todas las
causas donde los cubanos hemos sido desfavorecidos incluso por causas
históricas y hasta genéticas.

Y ahora, mi novela Bucaneros parece ser la causa del derrumbe de nuestra
casa por el huracán de un decreto castrista.

"Su libro Bucaneros está disponible para la venta en la Tienda Kindle",
me habían dicho de Kindle Direct Publishing el 30 de noviembre.
Ciertamente, el libro estaría en Amazon para noviembre, pero desde
inicios de octubre de 2016, acerca de su edición, un amigo de Nueva York
solía preguntar: "Las palabras claves, por ahora no tengo nada",
respondiéndole yo: "Pueden ser dinero, drogas, pirata, cubano, sexo,
amor, mujer, hambre, putas, conciencia, comunista, mar, Wingmaster,
Magnum, bosque, Cuba. No sé. Mira tú". Pero mi amigo no paraba, su
interrogante número 12 decía:

"La descripción, 4000 letras máximo."

Y reseñando mi novela dije a mi amigo: "Pon ahí: 'Oficiales de los
servicios secretos dedicados al tráfico de drogas, caza furtiva al
estilo de los bucaneros para proveer el mercado negro de La Habana con
carne de ganado silvestre, torneos sexuales donde de una prostituta se
consigue una esposa fiel, ladrones patriotas y soldados
internacionalistas frustrados, encontrará en esta novela, espejo de lo
que no se dice de la sociedad cubana'".

¡Qué coincidencia! Conforme describí la novela Bucaneros, describiendo
nuestra casa el director provincial decretó el 16 de noviembre: "Pérdida
de lo construido en la vivienda dúplex compuesta de portal,
sala-comedor, cocina, cuarto de estar, dos dormitorios, un baño,
terraza, estudio…"

"Estudio… esa es la trinchera donde escribe libros… ¡Fuera!", debió
ordenar alguien, ¿no?

Lo digo porque el periodismo de investigación se hace en la calle, con
las botas puestas. Y escribiendo reportajes me han llevado a los
calabozos, o a casas de secuestro en Santa Clara, Manicaragua, Las
Tunas, Puerto Padre, Cuatro Caminos… Y me han destruido o confiscado
grabadoras, cámaras, teléfonos, libretas de apuntes, bolígrafos… Pero
nunca habían decretado la confiscación de mi casa, dejando a nuestra
familia en peligro de quedar sin techo.

¿Casualidad…? Publicada Bucaneros, la novela que algún policía llamó "la
novela de la Causa Uno", el director provincial de Planificación Física
en Las Tunas sancionó: "Visto que de origen la Licencia es omisa, se
considera de origen nulo y sin valor el croquis para la construcción del
inmueble. Extremo que obliga a cancelar la misma y decretar la pérdida
de lo construido".

Si esto no es un record constituye un buen average. 36 años después de
yo haber pagado a Planificación Física por un plano de microlocalización
para construir nuestra casa, Planificación Física dice que mi Licencia
de Obra es de "origen nulo" y decreta "la pérdida de lo construido."

Y si no luchamos por ella, podemos ser declarados ilegales en nuestra
propia casa. Echados a la calle, llevados por la fuerza con el concurso
de la policía, a donde un jefe, no un juez, decida. Esto es Cuba, donde
sobre el imperio de la ley está el Poder del Imperio, y no yanqui, por
cierto.

Aquí tiene Juliette Combes Latour, directora de la editorial francesa Le
Temps des Cerises y cofradía, veraneantes en la Feria del Libro de La
Habana, uno de tantos ejemplos de "las bondades de un sistema político y
social que ha demostrado con creces su justeza".

Source: Una novela para derrumbar una casa CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/una-novela-para-derrumbar-una-casa/

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