Tuesday, October 20, 2015

'Se vende', fiebre del mercado inmobiliario se apodera de Cuba

'Se vende', fiebre del mercado inmobiliario se apodera de Cuba

Aumentan las ventas de casas a la luz de nuevas relaciones Cuba-EEUU
Competencia entre agentes de bienes raíces y 'websites'
Peligros y obstáculos para los que se precipitan a adquirir viviendas
DIAZ adiaz@miamiherald.com
JIM WYSS Y MIMI WHITEFIELD
jwyss@miamiherald.com

SANTIAGO, CUBA
Cuando la isla comunista empezó a permitir a sus ciudadanos la compra y
venta de viviendas hace casi cuatro años, eso fue una bendición para
Nieves Puig Macías.

La arquitecta retirada de 56 años tiene numerosos padecimientos de salud
–desde problemas en los riñones a un brazo inutilizado– que le
dificultan moverse en su casa de tres pisos. Ella tenía la esperanza de
venderla y mudarse a una vivienda en una planta baja.

Pero, dos años después, afirma que tiene un nuevo problema: agentes de
bienes raíces codiciosos están tan desesperados por sacar ganancias que
su casa está languideciendo, con un precio excesivo, en el mercado.

En unos pocos años, el inexistente sector inmobiliario de Cuba ha
florecido en una industria polifacética y a veces frenética: carteles de
"Se vende" escritos a mano cuelgan tanto de ruinosas estructuras
coloniales como de apartamentos modernos; hay revistas y agentes
inmobiliarios, y casi una docena de websites de compra de vivienda han
aparecido a pesar del acceso a internet extremadamente limitado de la isla.

Puig dijo que su casa de cinco cuartos y cinco años se vendería por
$55,000. Pero los agentes siguen tratando de añadir entre $5,000 y
$10,000 al precio de venta.

"Hay gente que está interesada en comprarla, pero los intermediarios
quieren ganar demasiado dinero", dijo. "Y eso me pone furiosa, yo no se
los voy a permitir".

Si el renacimiento de la industria inmobiliaria de Cuba ha traído
consigo los males del mercado libre, esos problemas probablemente
empeorarán en los próximos años.

A medida que EEUU y Cuba continúan su lenta danza de aproximación,
crecen las fantasías estadounidenses de viviendas baratas a la orilla
del Caribe y los sueños cubanos de compradores con los bolsillos bien
forrados cruzando a la carrera el Estrecho de la Florida.

Pero una combinación de leyes estrictas en ambos lados impide que esos
sueños y fantasías se conviertan en realidad.

A LOS CUBANOS SOLO SE LES PERMITE SER PROPIETARIOS DE DOS CASAS, NO HAY
FINANCIAMIENTO NI LEYES DE EJECUCIÓN HIPOTECARIA, Y EL GOBIERNO HA DICHO
QUE NO PERMITIRÁ ESPECULACIONES CON LA VIVIENDA

Para empezar, el embargo estadounidense hace ilegal la inversión de
estadounidenses en la isla.

Y, aunque los cubanos y los extranjeros que son residentes permanentes
pueden comprar y vender libremente, aquellos que viven en el extranjero
se ven relegados a unos pocos enclaves residenciales firmemente
controlados que no son particularmente baratos.

A pesar de todo, algunos están ya compitiendo para estar en la primera
fila de una posible fiebre de terrenos, comprando propiedades bajo los
nombres de familiares y amigos elegibles. Estas ventas por debajo de la
mesa han estado teniendo lugar desde la década de 1990, pero se
aceleraron luego de que las ventas inmobiliarias fueron legalizadas y
ahora anticipando las nuevas relaciones con Estados Unidos.

CON LA ESPERANZA DE UNA SUBIDA

"Mucha gente, sin dudar un momento y sin análisis ni conocimiento alguno
del mercado, se están apresurando a comprar bienes raíces en Cuba bajo
la suposición de que los estadounidenses vendrán pronto y los precios
subirán el doble o el triple", dijo Hugo Cancio, empresario nacido en
Cuba que lanzará pronto la revista trimestral OnCuba Real Estate en el
sur de la Florida.

Si se combina eso con los exiliados cubanos que quieren regresar, "se
tiene entonces un mercado emergente en que los precios no son
proporcionales a la realidad", dijo Cancio.

UN 'PENTHOUSE' DE CUATRO CUARTOS Y CUATRO BAÑOS EN UN ÁREA ELEGANTE DE
LA HABANA, POR EJEMPLO, ESTÁ LISTADO EN $1.2 MILLONES.

En ese sistema de dos niveles, la mayoría de las gangas son ilusorias.
Aunque la casa de $55,000 de Puig podría ser una ganga en el sur de la
Florida, está fuera del alcance de la mayoría de los cubanos de la isla
que ganan pesos cubanos. Y la escasa oferta de viviendas disponibles
legalmente a los extranjeros significa que las mismas se venden a altos
precios. Un penthouse de cuatro cuartos y cuatro baños en un área
elegante de La Habana, por ejemplo, está listado en $1.2 millones. Con
un precio más modesto, un apartamento de un cuarto en la Playa de
Miramar se está vendiendo por $435,000.

En un país en que dos o tres generaciones de la misma familia viven a
menudo aglomerados en un pequeño espacio, sin embargo, hay esperanzas
sobre las nuevas oportunidades.

En la capilla de la Virgen de Lourdes, en la Iglesia de la Merced en la
Habana Vieja, los cubanos colocan casitas hechas a mano –algunas con
vallas o modelos de autos en el garaje– en los nichos de la gruta con la
esperanza de conseguir una casa. En realidad, la Virgen de Loreto es la
que está relacionada con las casas, pero para los cubanos la Virgen de
Lourdes es una aproximación bastante cercana.

Decenas de personas dejan casitas de papel en las paredes de la Iglesia
de La Merced, en La Habana Vieja, pidiéndole a Nuestra Señora de Lourdes
ayuda para conseguir una vivienda, o agradeciéndole el favor recibido.
"Miren, esta tiene una puerta que se abre", dijo el padre Gilbert
Walker, párroco de la Merced, mientras inspeccionaba los ex votos. "Lo
que tenemos aquí es un ejemplo interesante de la expresión popular de la
religión. Pero el número de casas puestas aquí ha aumentado de hecho
desde que las ventas inmobiliarias se hicieron legales. La nueva ley
abrió todo un mercado que estaba esperando su oportunidad".

Muchas de esas casitas en miniatura son graciosas, pero a veces la
compraventa de bienes raíces es algo muy distinto. Ya sea vender una
casa que lleva generaciones en la misma familia, o mantenerla como su
hogar ancestral, estas cosas suelen ser fuente de fricción.

Uno de los mensajes colocados en la gruta alude a estas tensiones. "Por
favor, permite que mi hermano consiga el derecho sobre la casa que está
en disputa con su cuñada, y concédele mucha felicidad en su hogar", reza
el mismo.

Otra placa da las gracias a la Virgen por "concederme el milagro" de una
casa.

AGENTES vs WEBSITES

Sandra Arias, de 35 años, era profesora de lenguas extranjeras hasta que
se contagió del virus inmobiliario. Su inglés fluido le permitió
conseguir empleo en una agencia, pero las cosas le fueron tan bien que
consiguió independizarse hace pocos meses.

Aunque muchos de sus compradores son locales, o personas que han
regresado al país, su especialidad es trabajar con extranjeros, sobre
todo canadienses, franceses y rusos. Y el anuncio de las conversaciones
formales entre Estados Unidos y Cuba ha sido provechoso para su negocio.

"Desde enero hemos visto un gran salto, muchos más clientes en La
Habana, que es donde hay más movimiento", dijo.

Cada vez más, su competencia no son otros agentes sino la proliferación
de websites.

"Cuando la gente empieza a buscar casas van primero a la internet",
dijo. "Esa es mi competencia, de modo que tengo que usar Instagram y
Twitter para darle propaganda a mis propiedades".

Para muchos cubanoamericanos radicados en Miami, que perdieron sus casas
y sus negocios durante la revolución cubana, la idea de un mercado
inmobiliario floreciente es anatema. Muchos dicen que ellos no necesitan
buscar propiedades en Cuba, solo quieren que les devuelvan las suyas. La
familia de José Fernández huyó de Cuba a Miami cuando él tenía cinco
años. Fernández, de 59 años, lleva 40 años en la industria inmobiliaria.
Y, aunque es receptivo a las preocupaciones de los que perdieron sus
casas, también está interesado en jugar un papel en la nueva Cuba.

El ha viajado seis veces a la isla en los últimos dos años para visitar
a familiares y explorar oportunidades. Pero la perspectiva de comprar
una casa bajo el nombre de otra persona –aunque sea un pariente cercano–
es una receta para la úlcera, dijo.

"¿Cuántas veces le ha dicho un primo al otro: 'Yo te devuelvo el dinero
enseguida?' ", dijo. "A menos que estés dispuesto a dejar que se queden
con la casa, esa no es una buena idea".

Además, hay obstáculos a las ganancias: a los cubanos solo se les
permite ser propietarios de dos casas, no hay financiamiento ni leyes de
ejecución hipotecaria, y el gobierno ha dicho que no permitirá que haya
especulaciones con la vivienda.

"Hay muchas maneras de hacer dinero en Miami. No necesitamos ir a Cuba a
hacer dinero", dijo Fernández. "Solo quiero ser parte de los cambios que
están teniendo lugar allá".

También podría haber riesgos para aquellos que se precipitan.

El encanto decadente de un apartamento prerrevolucionario podría ser
visto de otra manera si, por ejemplo, The Related Group empieza a
construir condominios modernos en un lote cercano, dijo Cancio.

"¿Qué le pasaría al precio de ese edificio justo puerta con puerta [a la
nueva construcción] de 1947, con problemas para hacer subir el agua al
noveno piso y sin garaje?", dijo.

En cuanto a Puig, ella dijo que ya ha renunciado a los agentes. Cuando
se siente lo bastante bien, camina unas cuadras a un cibercafé y alista
su casa en todos los websites que puede. Su barrio, Los Sueños, queda en
Santiago de Cuba, cerca del Cuartel Moncada –cuna de la revolución
cubana– y por él corre una brisa agradable, afirmó.

"Yo sé lo que vale", dijo ella de su vivienda. "Este es uno de los
mejores barrios de la ciudad".

Source: 'Se vende', fiebre del mercado inmobiliario se apodera de Cuba |
El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/cuba-es/article40328514.html

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